lunes, 4 de mayo de 2009

Brasil

ENERGÍA-BRASIL: Dos puntas tiene el camino
Por Fabiana Frayssinet

IPS Noticias

RÍO DE JANEIRO, abr (IPS) - El gobierno de Brasil defiende una nueva matriz energética basada en fuentes renovables, sin dejar de apostar a la expansión futura de sus tradicionales recursos fósiles, como el gas y el petróleo.
Ese nuevo equilibrio de fuentes energéticas fue expuesto por el ministro de Medio Ambiente, Carlos Minc, en la reunión ministerial el Grupo de los Ocho países más poderosos del mundo (G-8), celebrada entre el 22 y el 24 de este mes en Siracusa, Italia, y a la que Brasil acudió en calidad de invitado. Ese propósito se enmarca en el espíritu de la Cumbre de las Américas, celebrada también este mes en Trinidad y Tobago, donde se evaluó la posibilidad de que, hacia 2050, este continente genere la mitad de su energía de fuentes renovables, con menor emisión de gases de efecto invernadero, considerados responsables del recalentamiento global. Setenta y cinco por ciento de la matriz energética de Brasil se basa en hidroelectricidad, un patrón que el gobierno quiere reforzar con más centrales, pero que no causen mayor deforestación en áreas como la selva amazónica. Para ello, según Minc, se priorizará la elección de iniciativas en cuencas hidrográficas que entrañen menor inundación de áreas de floresta, a partir del uso de la llamada "tecnología de bulbo" que, según explicó, se basa en turbinas sumergidas en el lecho del río, que captan el flujo de agua y generan más energía en áreas menores. En esta dirección, el gobierno espera producir en los próximos dos años 50 millones de megavatios de plantas hidroeléctricas. La cartera destaca otras medidas, como la recién adoptada por el Instituto Brasileño de Medio Ambiente, que obliga a nuevos proyectos de centrales termoeléctricas a carbón y gasóleo a disminuir sus emisiones de gases de efecto invernadero plantando árboles, por ejemplo. "Así estamos encareciendo a las termoeléctricas, al mismo tiempo que implementamos políticas para abaratar energías renovables como la eólica", destaca el Ministerio. Pero el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva invertirá más fuertemente en otras alternativas renovables, como el biodiésel obtenido a partir de oleaginosas como la palma, el girasol, el ricino y el maní, pero en especial en la expansión del agrocombustible más consumido en este país, el etanol, que se extrae de la caña de azúcar. Ante las objeciones a este tipo de energía, que podría contribuir a una mayor deforestación en áreas cruciales como la Amazonia, el gobierno dice que estimulará la recuperación y aprovechamiento de zonas degradadas para plantar caña. Según la Unión de la Industria de la Caña de Azúcar (Unica), 46 por ciento de la matriz energética brasileña ya es renovable y 16 por ciento corresponde al etanol o alcohol carburante. En Brasil, 90 por ciento de los nuevos vehículos --que hoy constituyen 25 por ciento de la flota nacional-- tienen motores Flex, que pueden utilizar gasolina o etanol. Eso, según el presidente de Unica, Marcos Sawaya Jank, redujo las emisiones brasileñas de dióxido de carbono, principal gas invernadero, en 50 millones de toneladas desde 2003, lo que equivale a que se hubieran plantado 150 millones de árboles en ese período, comparó. La promoción que hace la Unica despierta voces críticas, como las que plantean el dilema entre plantar "energía" y alimentos: utilizar granos comestibles para la generación energética puede causar una crisis de carestía alimentaria. Otras fuentes también cuestionan la supuesta acción benéfica de los biocombustibles para el ambiente. El Consejo Internacional para la Ciencia (ICSU, por sus siglas en ingles) señala que la producción de agrocombustibles puede aumentar, y no disminuir, el calentamiento global, como se argumenta. Según el ICSU, el óxido nitroso que se desprende de zonas cultivadas con plantas como la caña de azúcar, en Brasil, y maíz, en Estados Unidos, contrarresta los beneficios de la reducción de emisiones de dióxido de carbono resultante de la combustión de etanol en lugar de la de gasolina. Para el experto en energía Jean Paul Prattes, "la cuestión de la competencia directa" de los biocombustibles con los alimentos es "real" y "no hay que esconderla". Pero Prattes, secretario de Energía del estado brasileño de Rio Grande do Norte, dijo a IPS que esa competencia dependerá de las tierras libres y cultivables de cada país. En ese aspecto, su estado, situado en el extremo nororiental, y Brasil en general tienen áreas extensas e incluso degradadas en las que es posible producir biocombustibles sin deforestar, sostuvo. Brasil y Estados Unidos aportan 70 por ciento de la producción mundial de etanol. La política energética trazada por el gobierno brasileño tiene como meta producir 23.300 millones de litros al año y exportar 5.000 millones. En cuanto al biodiésel, la intención es llegar a 2010 con una oferta anual de 3.300 millones de litros. Hasta la empresa petrolera Petrobras, de capitales públicos y privados se unió a los esfuerzos para producir, expandir y promover la investigación científica de biocombustibles. Con tres nuevas plantas de biodiésel, Petrobras planifica producir 640 millones de litros al año para 2013. Incluyendo también el etanol, la empresa anunció que gastaría 2.800 millones de dólares hasta ese año. Para José Sergio Gabrielli, presidente de Petrobras, lo importante en términos de exportación es aumentar las ventas externas para convertirse en uno de los principales negociadores mundiales de etanol. La experiencia de 40 años de este país en etanol indica que no hubo problemas de seguridad alimentaria, sino, al contrario, aumentó la producción de alimentos, dijo Gabrielli a IPS. Asimismo se incrementó "la capacidad de producción de manera adecuada de la tierra para el etanol" y hasta las "condiciones laborales" de los trabajadores de la caña de azúcar, sostuvo. "Creemos que es posible aumentar la producción en áreas degradadas, en áreas que no son aplicadas a la producción de comida, para incrementar los biocombustibles", agregó. Según el gobierno, el área nacional destinada a caña de azúcar supera apenas el uno por ciento de las tierras aptas para la agricultura. La principal apuesta de Petrobras es desarrollar tecnologías para producir a escala industrial los biocombustibles de segunda y tercera generación. Los de segunda generación podrían obtenerse de la celulosa de cualquier vegetal, aprovechando toda la planta y no solamente sus granos y reduciendo así el consumo de agua, por ejemplo, según Prattes. Los de tercera generación pueden extraerse inclusive de ambientes extremos, como desiertos, lugares helados o el mar, cultivando organismos como algas, añadió. El objetivo es, precisamente, "intentar mitigar ese debate sobre la competencia directa entre plantar energía y plantar alimentos", según Prattes. "Si Brasil puede plantar biocombustibles en las condiciones actuales --sin comprometer supuestamente las tierras para alimentos-- y además avanzar hacia biocombustibles de segunda y tercera generación, tenemos un futuro promisorio", aseveró. Pero ni el gobierno ni Petrobras están dispuestos a dejar de explotar e inclusive ampliar su actual producción de petróleo y gas natural. Petrobras produce actualmente 1,9 millones de barriles de crudo por día. Pero con el descubrimiento de nuevos yacimientos marítimos a miles de metros de profundidad y bajo una capa de sal, espera incrementar esa producción a 3,10 millones de barriles diarios para 2020. Además, la compañía está construyendo cinco refinerías de petróleo para aumentar su capacidad de refinación hasta 3,2 millones de barriles diarios hacia 2020. "Lo que queremos es aumentar nuestra capacidad de refinación de tal manera que tengamos una posición de gran productor de productos refinados. Nuestra opción no es solo transformar a Petrobras en un gran exportador de crudo, sino también de derivados", dijo Gabrielli. Ese modelo, según Prattes, será "totalmente distinto al de los exportadores tradicionales de petróleo, como los países árabes o Venezuela". "Será un modelo orientado al consumo interno, para satisfacer nuestras necesidades energéticas, y el resto para la exportación. Y aun así generará riqueza para el país", anticipó.

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